Está bien juntarnos todos los jueves a charlar, escribir, leer y compartir todo eso que tanto nos gusta. Pero no somos los primeros que lo hacemos, y espero que tampoco seamos los últimos (aún tengo mi pequeña ración de esperanza en la humanidad).
En otros tiempos no había ordenadores, televisores ni centros comerciales. Existía otra cosa que se llamaba gente. La gente se conocía, se saludaba con una sonrisa, y también con llanto los días amargos. La gente trabajaba más incluso que ahora, que no quiere decir que peor. La gente tenía su familia y sus amigos, y también tenía una casa para invitarles.
Se juntaban, hablaban de sus alegrías y preocupaciones, bebían y fumaban, reían, pasaban horas al calor de la hoguera o al fresco de la tarde en la huerta.
Espero que vivan en nuestro recuerdo. Que sintamos, aunque sólo sea una vez al año, que nosotros llevamos algo de eso dentro, tan dentro que lo hemos olvidado, pero ahí está. Sólo hace falta desenterrarlo y disfrutar, y vivir, y ser gente. Y no números ni cosas.
Recordando a esta gente os dejo aquí dos blogs.